¿Por qué el espíritu empresarial es mi religión?

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¿Por qué el espíritu empresarial es mi religión?


Me encanta ser empresario. Me gustaría retar a cualquiera a renunciar al espíritu empresarial, ya que es casi imposible hacerlo. Emprender es como una sensación embriagadora e infinita. Cada vez que tienes éxito, te embarga un éxito más fuerte para la próxima vez, y siempre quieres llegar a cotas más altas. Los emprendedores se esfuerzan por dejar una huella indeleble para sí mismos, para sus organizaciones, para la gente y para el trabajo con el que les gusta despertarse cada mañana. Desde mejorar sus productos, servicios y rentabilidad, pasando por pensar en formas de digitalización y convertirse en el agente de cambio que llega a millones de personas, en el camino se aprenden nuevos y diversos lenguajes empresariales, lenguajes de nueva comunicación, y se pasa de la satisfacción del cliente al deleite y la defensa.

La iniciativa empresarial te expone a nuevas mentes y oportunidades para tu empresa. Y lo que es más importante, de alguna manera encuentras a los mejores mentores, justo cuando sientes el calor de los flujos de caja menguantes y los balances desequilibrados. Es casi como si estos mentores surgieran de la nada, magnéticamente por así decirlo, de repente con una nueva visión electrizante que te hace avergonzarte de por qué alguna vez pensaste en cerrar.

Soy una emprendedora del fitness, ahora una de las 10 mejores profesionales del fitness, fundadora de la marca Integym e Intelligent Fitness, escritora y autora de la primera novela de fitness del mundo, "Who Stole My Calories". Atribuyo mi éxito al hecho de que fui capaz de traducir mi pasión y afición por aunar nutrición, pilates y entrenamiento con pesas en un servicio comercializable con la propuesta "inteligentemente en forma". Así empezó mi aventura empresarial hace 15 años. Para los muchos detractores, se trataba, sin duda, de una zambullida temeraria que ahogaría todos mis ahorros, más aún porque entonces tenía cuarenta y tantos años. "Tranquilízate y relájate", decían... ¡los cuarenta son el momento de planificar la jubilación!

Hoy tengo 55 años y más planes por cumplir de los que jamás me atrevería a soñar. Estoy dispuesta a afrontar retos desconocidos aunque me sienta insegura. Cuando asistí a mi primer curso NEN y pasé a formar parte del Programa 10.000 Mujeres Emprendedoras, no era consciente de que el espíritu empresarial me haría romper definitivamente la supuesta cadena irrompible de condicionamientos con la que una crece. Las mujeres no pueden ser profesionales... ¿quién lo dice? ni asumir riesgos ni triunfar en un mundo de hombres... ¿quién lo dice?

Emprender me ha cambiado lo suficiente como para acabar con todos estos mitos. Relajarse y jubilarse ya no es una opción. Quedan toneladas por hacer y lo imposible por conseguir. Me encanta ser empresario. De ninguna manera voy a renunciar a ello.

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