En algún lugar entre las presentaciones a los inversores y los plazos de entrega, los fundadores de startups están aprendiendo un tipo diferente de habilidad, una que no se enseña en los libros de texto de negocios. La inteligencia emocional. La capacidad de escuchar cuando aumenta la tensión. Dirigir con calma cuando el equipo está ansioso. Leer la sala, escuchar lo que no se dice y responder sin ego.
Este cambio no es hipotético; forma parte de su forma de trabajar cada día. Se pone de manifiesto en las reuniones de equipo, donde todos tienen voz. En las entrevistas con los usuarios que dan forma a productos basados en necesidades reales. En momentos en los que las decisiones se toman pensando en las personas, no sólo en los números.
Estos fundadores están reescribiendo el manual. Para ampliar una empresa no hay que perder de vista a las personas. De hecho, exige estar más en sintonía con ellas que nunca.
Por qué la inteligencia emocional es una ventaja para las startups
La inteligencia emocional no es una palabra de moda. Es un conjunto de habilidades que funcionan. Ayuda a los fundadores a gestionar sus emociones, comunicarse mejor y crear equipos resistentes. Para las nuevas empresas en fase inicial, donde cada error es personal y cada victoria se gana con esfuerzo, la Inteligencia Emocional se convierte en una ventaja competitiva.
Las investigaciones de McKinsey & Company sugieren que los líderes emocionalmente inteligentes son más eficaces a la hora de motivar a los equipos, reducir la rotación y fomentar entornos de trabajo inclusivos. En resumen, cuando el fundador se muestra empático, toda la cultura de la empresa cambia.
La iniciativa empresarial de la Fundación Wadhwani refuerza este planteamiento. A través de la tutoría, la formación basada en escenarios y la retroalimentación periódica, se anima a los fundadores a practicar la paciencia por encima del pánico. Las habilidades interpersonales, como la resolución de conflictos y la escucha activa, no se tratan como opcionales, sino que forman parte del marco básico.
Reformular el éxito de los fundadores noveles
Varios fundadores atribuyen su éxito no a la superioridad técnica, sino a cómo se presentaron ante su equipo o escucharon a sus 100 primeros usuarios. No son casos atípicos. Son patrones. Forman parte de una creciente comunidad de emprendedores que ven la empatía como una herramienta empresarial, no como un rasgo de la personalidad.
El éxito solía significar tracción, financiación, prensa. Para los fundadores centrados en las personas, empieza mucho antes: en cómo se siente la gente cuando trabaja contigo. Cuando los primeros miembros de tu equipo se quedan no por el capital, sino porque creen en tu forma de dirigir. Cuando los clientes vuelven no sólo por tu producto, sino porque se sienten vistos y escuchados.
Esta mentalidad es la que la Fundación Wadhwani pretende fomentar. Los fundadores con inteligencia emocional tienden a crear empresas en las que el crecimiento no sólo es rápido, sino constante. Donde el equipo no sólo es grande, sino que está alineado. Y donde el propósito no se sacrifica por la velocidad.
La gente crea startups - La empatía crea personas
Fundar una empresa es algo personal. Son muchas horas, decisiones difíciles y resultados inciertos. En ese espacio, la inteligencia emocional se convierte en algo más que una habilidad: se convierte en una forma de mantener los pies en la tierra. Una forma de construir algo duradero.
La empatía ya no es el lado blando de los negocios. Es la base sólida sobre la que crecen sus empresas: una conversación sincera, una decisión meditada cada vez.