¿Qué pasaría si el futuro de tu ciudad no estuviera determinado por conjeturas, sino por cifras reales? Desde la asistencia sanitaria hasta los planes de empleo, las administraciones públicas disponen de ingentes cantidades de datos. Pero sin las herramientas y los conocimientos adecuados, la mayor parte no se aprovecha. El impulso hacia la formulación de políticas basadas en datos no es una moda, es una necesidad.
Por qué es importante basarse en datos para los programas públicos
Las políticas bien diseñadas obtienen mejores resultados cuando se basan en datos fiables. Los datos estructurados y procesables ayudan a los departamentos a seguir los progresos, detectar las carencias en una fase temprana y realizar las mejoras oportunas. Sin esta base, incluso las iniciativas cuidadosamente planificadas pueden tardar más en dar los resultados esperados.
Por ejemplo, los planes públicos de formación y empleo se enfrentan a menudo al reto de alinear los perfiles de los candidatos con la demanda de la industria local. En varios estados, los departamentos administrativos están invirtiendo en herramientas que ayuden a seguir las tendencias de matriculación, finalización de cursos y resultados de colocación. Cuando estos datos se revisan periódicamente, ayudan al sistema a detectar carencias -ya sean geográficas, sectoriales o demográficas- y a realizar los ajustes oportunos.
El paso a una toma de decisiones basada en datos permite a los departamentos afinar sus estrategias de aplicación, mejorar la eficiencia y apoyar a los beneficiarios con mayor precisión.
La capacidad de actuar a partir de los datos depende a menudo de que ya existan las bases digitales adecuadas, desde la interoperabilidad de los sistemas hasta la disponibilidad de los datos en todos los departamentos. Ya hemos analizado cómo abordan los estados esta preparaciónespecialmente cuando se trata de integrar personas, procesos y plataformas para la entrega digital.
Convertir la política en progreso cuantificable
La medición de los progresos no se limita a las auditorías posteriores a los programas. Cada vez más, los departamentos buscan formas de hacer un seguimiento de los resultados a medida que se desarrollan, ya sea en programas de formación, planes de empleo o prestaciones sociales. Varias iniciativas recientes a escala nacional están ayudando a los departamentos estatales a crear estas capacidades. Plataformas como Centro Digital Skill India (SIDH) proporcionan una visión unificada de los cursos, las cualificaciones y los resultados de las competencias. Al integrar el aprendizaje electrónico con los itinerarios de inserción laboral, SIDH permite a los departamentos hacer un mejor seguimiento de los resultados y adaptarse en tiempo real.
Con estas herramientas, los datos dejan de estar aislados y pasan a formar parte de la toma de decisiones cotidiana. Esto demuestra que los datos no sustituyen al juicio humano, sino que lo apoyan.
Por qué el desarrollo de capacidades debe ser lo primero
Para que la elaboración de políticas basadas en pruebas funcione, no basta con invertir en plataformas. Hay que empezar por las personas. Los funcionarios y los equipos de los departamentos necesitan apoyo para aumentar su conocimiento de los datos y su confianza en el uso de herramientas digitales para la toma de decisiones cotidiana.
Aquí es donde el Centro de Transformación Digital del Gobierno Wadhwani desempeña un papel fundamental. A través de su Academia Skilling, la Fundación apoya a los funcionarios públicos con un aprendizaje de formato breve centrado en la aplicación práctica, desde la comprensión de los cuadros de mando en tiempo real hasta la aplicación de los marcos de resultados de los proyectos.
La formación es personalizada, no genérica. También se centra en capacitar a los equipos para que utilicen los datos de forma significativa y no se limiten a generar informes. Ese cambio, del cumplimiento a la apropiación, es lo que impulsa la mejora a largo plazo de los sistemas de gobernanza.
Datos para la gobernanza, no sólo para la evaluación
En última instancia, el objetivo no es crear cuadros de mando. Se trata de crear confianza en la toma de decisiones, respaldada por el conocimiento, no por el instinto. La elaboración de políticas basadas en datos empíricos consiste tanto en escuchar la realidad como en analizarla.
Cuando los datos fluyen sin problemas entre los departamentos y quienes los utilizan están capacitados para darles sentido, las políticas son más ágiles. Y, lo que es más importante, llegan a las personas a las que van dirigidas, en el momento oportuno y de la forma adecuada.
Cuando los datos funcionan para las personas, la política se convierte en progreso.